¡Avívanos Señor!

Escrito el 03/03/2020
Cesar Jimenez


“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.

 (Hab. 2:14)

Texto Base: (Hab. 3:1-4)

Dios sigue encendiendo el fuego de su poder en medio de sus hijos.

Es de distinguirse la fe del profeta Habacuc; en tiempos de crisis el clama al Señor esperando encontrar alguna respuesta a la situación en que se encontraba la nación de Israel, sin embargo, las respuestas de Dios le mostraron al profeta la profunda misericordia que él tiene para con el hombre. Una síntesis de todo el mensaje nos muestra lo grave de la situación en la que ellos estaban inmersos; Habacuc estaba completamente abrumado por la decadencia del pueblo en general, habían descendido de las alturas en las reformas del rey Josías y su gran avivamiento, hasta la ruina moral en la que vivían en esos días. Ante estas circunstancias el profeta le hizo dos grandes preguntas al Señor; ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?  A esta primera duda, el Señor respondió; los caldeos de Babilonia castigarán a Israel, “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas”. Dios usaría a los caldeos conquistar a los israelitas, pero esta respuesta inesperada acarreó a la cargada alma de Habacuc más aflicción por lo que realizó una segunda pregunta; ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? En otras palabras, el profeta estaba sorprendido debido a que una nación cruel y perversa como los caldeos fueran instrumento de castigo a Israel, Dios tenía que responder a esta segunda interrogante y lo hace al revelar al profeta la visión de restauración, Israel tendría un remanente fiel “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”. Habría una oportunidad de restauración, vivir justamente por la fe sincera, así es como Dios quiere que se viva.

Habacuc nos hace reflexionar en el poder de Dios en el pasado y preguntarnos ¿Esta Dios con nosotros? El profeta nos lleva a dos consideraciones:

“Hay Que Someterse Ante Dios Con Temor”

“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí”

Si por un lado Dios permitiría la conquista y cautiverio de los babilonios sobre Israel, por otra parte, castigaría a estos hombres debido a su orgullo y crueldad, “Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán…” (2:8)

Después de escuchar la visión completa del Señor para restaurar a un remanente fiel que se distinguiría por el arrepentimiento y la fe en Jehová de los ejércitos, Habacuc se llena de mucho temor.  Israel que cayó en manos de los babilonios, fue despojado y llevado cautivo por el ejercito invasor, este cautiverio duraría 70 años, después de este tiempo volverían aquellos que a causa del dolor se volverían a Dios con todo su corazón.

El salmo 137 marca claramente el comienzo del cautiverio en Babilonia: “Junto a los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sion…”

“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí” Se teme a Dios por respeto reverencial a su inconmensurable Santidad. Habacuc se lleno de temor, temor que paradójicamente le causa gozo debido a la grandeza de Dios. Ante el juicio de Dios sobre el pueblo infiel de Israel, se somete a la decisión del Señor y sobre todo respeta y se somete ante la soberanía del Señor. “Señor he oído tu plan, estoy maravillado”

Se teme a Dios guardando sus mandamientos: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Ec. 12:13) Esta es la expresión de Salomón al reconocer que la vida sin Dios es vana, “vanidad de vanidades”, y la falsa ilusión y amor por el placer personal lleva al hombre a la muerte, por eso el hombre necesita vivir reconciliado con Dios.

Así como lo hizo el profeta, nosotros necesitamos volvernos a Dios en oración y ruego, esperar su respuesta y someternos en temor delante de su gran trono “Mas Jehová esta en su santo templo, calle delante de él toda la tierra”

Tenemos un Dios vivo que desde su santuario celestial conoce todas nuestras necesidades y que sabe exactamente cual es la solución a nuestro problema, solo necesitamos obedecerlo con temor reverente. 

“Se Clama A Dios Que Esta En El Cielo”

“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos”

Para mitigar el dolor y el sufrimiento del pueblo y de él mismo, Habacuc le pide a Dios que lo prepare para resistir estos tiempos de sufrimiento, de hecho, su nombre significa ceñir o abrazar. El profeta fue ceñido con el propósito de ceñir a otros mediante la promesa de restauración divina. El profeta le ruega al Señor que avive su obra, que encienda la llama de su poder como lo ha hecho históricamente. La interpretación a este capítulo de la profecía se encuentra en el Éxodo, donde Israel fue librado de los egipcios por medio del poder de Dios, entonces el profeta le pide a Dios que reavive o encienda sus obras poderosas a fin de que su juicio sea perfecto.

El Dios que libro a Israel castigando a los egipcios con las plagas, a tal grado que les obligó a dejar salir a Israel, el Dios que les abrió el Mar Rojo en dos partes para librarlos de la muerte es el mismo Dios que no permitirá que los perversos despojen a su pueblo; es el mismo Dios que nos protege con el fuego de su poder divino, oremos para que Dios avíve su obra poderosa en nuestros días.

Aviva tu obra: Enciende tus hechos poderosos sobre estos tus hijos a fin de que arrepintiéndose vuelvan a su tierra. Después de los 70 años de cautiverio, Dios hizo volver a los cautivos demostrando su gran poder, él es Dios único y verdadero y no dejaría que una nación idolatra derrotara al pueblo del pacto extinguiéndolo de sobre la tierra, solo fueron el instrumento de Dios, pero el Señor los castigaría a causa de sus abusos, pero sobre todo quería mostrarles que él es Dios y tiene el poder del que carecen los ídolos hechos por la mano del hombre; ¡Ay del que dice al palo: despiértate…! 

“Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”. El Señor esta en su santuario eterno y celestial actuando como un Dios vivo, lo que esta pasando esta bajo el control y la soberanía de Dios y el va a actuar cuando lo decida.

En una profecía mediática y futura del poder de Dios sobre todas las naciones. Se cumpliría sobre las naciones en ese tiempo crucial y se cumplirá al fin de los tiempos, pero es una realidad aquí y ahora que Dios esta en su santo templo y que la tierra esta llena de su gloria y al alcance del ser humano reconciliado con Dios.  “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (2:14)

Durante el exilio el nombre de Dios fue exaltado en el propio reino de Babilonia, cuando el rey Nabucodonosor hecho arrojo a los judíos amigos de Daniel al horno de fuego, estos fueron librados por Dios, ahí fue avivada la obra del Señor, como resultado de esta manifestación del Dios verdadero, el rey escribió un decreto, Entonces Nabucodonosor dijo: “Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él…Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como este”. (Dan. 3:28-29)

Pasados los años del cautiverio se escribió como testimonio de gozo el salmo 126, este es el canto que señala el regreso de los israelitas para reconstruir el templo. “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan”.

Esta fue la profecía de Habacuc en torno a su nación, es como vio proféticamente la grandeza del poder de Dios sobre el mundo entero y a través de los tiempos, y así se cumplió en medio de los tiempos de los reinos; Dios levanto a los persas para terminar con el imperio babilónico y hacer volver a los suyos, a los que están dispuestos a vivir por la fe y la fidelidad a él. (Esd. 1:1-4)

Este es nuestro tiempo, el Señor sigue en su santo templo, cantemos y adoremos por las proezas que él ha hecho. Amén.