La participación de la esposa en la restauración familiar


Estudio 7

Discipulado familiar

Texto base: Gn. 2:20-23; Pr. 31:10-31; Ef. 5:21-24; Fil. 2:1-11


Acercamiento al tema

En este campo no existe contraste de más impacto entre la creación del hombre y la mujer en Génesis, y la creación de la mujer en la religión griega que la historia que Hesiodo (teólogo de la idolatría griega de la antigüedad) contó a sus conciudadanos griegos. En esta historia Zeus crea a Pandora como un “ser maligno” y como una maldición eterna para los hombres. En la Biblia Jehová de los Ejércitos usa su poder creativo para traer a la vida a la mujer como un don precioso al hombre. Enseguida Dios instálala la pareja de amantes en el Jardín del Edén, y en vez de las batallas brutales entre los dioses y las diosas de la mitología griega y romana, en la creación de Dios vemos mutualidad, compañerismo y amor. En los primeros tres capítulos de Génesis, Dios nos presenta al hombre y a la mujer con un origen, un destino, una tragedia y una esperanza en común.

La Dignidad Con La Que La Mujer Fue Creada

·       Desde el momento de la creación, la mujer comparte su origen con el hombre (Gn.2:22-23). A fin de que entendiéramos que el hombre y la mujer estaban siendo creados los dos a la imagen de Dios, Jehová no creó a la mujer del polvo de la tierra como lo hizo con el hombre. Para evitar que alguien pudiera argumentar que el hombre y la mujer proceden de montones de tierra diferentes, Dios creó a la mujer exactamente de la misma tierra de la que formó al hombre, de una de sus costillas. Dios toma de la misma esencia del hombre, de su ADN, la modifica un poquito, y aparece la primera mujer. De esta manera Dios enfatiza que ambos están hechos de la misma sustancia y que son sólo expresiones diferentes del mismo acto de creación, pero jamás creaciones diferentes.

·       Como consecuencia de la forma en la que Dios crea a la mujer, Dios declara en Gn.2:24,

por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer...”

Esta declaración es absolutamente revolucionaria para la comunidad del mundo antiguo en cuyo contexto fue hecha. En ninguna cultura de la antigüedad el hombre renunciaba a alguna cosa para unirse a una mujer. La mujer no era  considerada digna de renuncia alguna. Todo lo contrario, la mujer tenía que dejar absolutamente todo, el día que se unía en matrimonio a un hombre. En este contexto, la declaración de Dios revierte todo el sistema de valores, toda vez que su perspectiva establece que el hombre debe reconocer en la mujer un valor tan alto y elevado que debe estar dispuesto a dejarlo todo, aun a sus mismos padres, a fin de unirse permanentemente a su mujer.

·       La dignidad con la cual la mujer fue creada por Dios queda también expresada en el destino que comparte con el hombre (Gn.l:28). Dios los bendijo a los dos y les dijo:

fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread...

Notemos que Dios no le da al hombre dominio hasta que su mujer está en pie a su lado. Adán entiende que Eva sirve hombro a hombro con él. De hecho, cuando ambos caen en pecado, Adán se defiende ante Dios, diciendo:

“…la mujer que me diste por compañera...”

Es interesante que Adán no dice: “...la mujer que me diste y punto”. ¿Por qué? Pues porque Adán reconocía que Eva no era su propiedad, sino su asociada y compañera en el gobierno y en el hogar. Este es el orden original, antes de la caída. La caída arruinó todo. Pero ahora, Cristo, el postrer Adán ha restaurado todo al diseño original. Necesitamos someternos en Cristo al diseño original que es la justicia de Dios.

·       Pero, la forma en la que el hombre y la mujer por igual reciben la promesa de redención de parte de Dios, también pone de manifiesto la dignidad con la que !a mujer fue originalmente creada. Después de la caída y que todo había sido arruinado y Dios había dictado su sentencia, en un chispazo de esperanza Dios hace a la pareja culpable una promesa: Dios enviará, vía simiente de la mujer, un redentor que al aplastar la cabeza de la serpiente, restauraría la esperanza a la descendencia del hombre y la mujer. Lo extraordinario de todo esto es el hecho de que ya a estas alturas en la historia humana, Dios declara que el redentor de la raza humana vendría a este mundo por medio de la semilla de la mujer, no del hombre. La ciencia médica humana creía, hasta 1872, cuando Nov Baer descubre el óvulo, que la semilla de la vida era provista por el hombre, y que la mujer pasivamente sólo proveía la tierra fértil para que la semilla masculina germinara. A partir de 1872 se descubre que en el milagro de la vida, la mujer contribuye con su óvulo que es la semilla, y el hombre sólo la fecunda. Lo opuesto de lo que era la creencia antes de los 1800. Con razón, el Señor Jesús vino a este mundo de la semilla de la mujer, sin la participación de varón alguno, sino sólo del poder del Espíritu Santo que ordena la fecundación del óvulo de María.

La Participación De La Mujer En El Proceso De Restauración De La Familia

·       La Biblia dice en libro de los orígenes, Gn.2:18, que Dios creó a la mujer como “ayuda idónea” para el hombre. Algunos ven en este versículo la superioridad del hombre y la inferioridad de la mujer, toda vez que la mujer es sólo la ayudadora o asistente. Pero veamos lo que realmente la Palabra nos dice en este pasaje.

·       La frase, ayuda idónea es la traducción de la declaración hebrea, ezer keneged. La primera palabra es ezer (ayuda), y en el pensamiento hebreo no se refiere a alguien inferior o de segunda clase. Se refiere a un aliado que en el área de la necesidad en la que se le necesita como ayudador, representa mayor habilidad y mayores recursos que aquel quien lo tiene por aliado. David Hamilton, en su libro, Why not women? (¿Por qué no las mujeres?), p.96, ilustra el sentido de esta palabra sugiriendo que cuando necesitamos ayuda en cualquier área de la vida, por ejemplo, si estamos batallando con matemáticas, ¿a quién buscamos como ayudador, a alguien que sepa menos que nosotros, o a alguien con más conocimiento y recursos que nosotros? El ayudador siempre será alguien mejor equipado en ese campo que nosotros. Esa es precisamente la idea bíblica. Por ejemplo el Salmo 121:1-2 usa esta misma palabra cuando dice: ¿Alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro (ezer)? Mi socorro (ezer) viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra? Ahora bien, la historia de Génesis tampoco está implicando que la mujer sea superior al hombre, puesto que fueron creados con todo en común. Todo lo que el uso de esta palabra implica es que, el que ayuda no es inferior, no es menos, sino que estando al mismo nivel que el otro, es alguien que tiene algo que ofrecer al que necesita la ayuda, y que por el momento, el que ayuda está mejor equipado y posee mayores recursos para suplir la necesidad. Adán necesitaba ese tipo de ayuda. Necesitaba a alguien que lo complementara; a alguien que supliera aquello que a él le faltaba para ser perfecto en la comisión que Dios le había asignado. Necesitaba un aliado, un compañero que lo hiciera completo; y Dios creó a Eva.

·       La segunda palabra de la frase es un adjetivo que califica a ezer. La palabra es keneged y muestra qué clase de compañía Dios asigna a Adán. Keneged significa igual, adecuado, exacto. Dios proveyó a Adán alguien igual que él, alguien correspondiente a él, igual y adecuado a él. La mujer fue creada, no para servir al hombre, sino para servir adecuada y perfectamente con él.

·       En concreto, la función de la esposa es ser la ayuda idónea. La función de ayuda idónea se levanta sobre la base del origen que comparte con su esposo, el mismo destino, el mismo equipamiento y la misma esperanza. La esposa que comparte todo esto con su esposo posee la responsabilidad de aplicar su función de ayuda idónea al proceso de restauración de su familia, en los siguientes términos:

1.        Se le encarga la responsabilidad de reconocer, proteger y fortalecer la función que por designio de Dios su esposo tiene de ser cabeza de la familia.

2.       Al reconocer la responsabilidad que Dios le da al esposo de coordinar y marchar por delante con el ejemplo, la esposa tiene la responsabilidad de proveer el espacio, el estímulo y la ayuda para que su esposo asuma y cumpla su misión. En Efesios 5:22 se le manda a la esposa reconocer esa responsabilidad que su esposo tiene de coordinar y dirigir con el ejemplo la marcha de la familia. El mandato no sólo es a reconocer, sino que, una vez que se entiende, la esposa espontánea y voluntariamente se debe incorporar a la dinámica que Dios ha diseñado para la familia. La esposa no es sometida, sino que ella se somete por amor a Cristo y por y por obediencia al diseño original de Dios. El verbo estén sujetas... es la traducción del verbo griego “úpotazo”  que aparece con un pronombre reflexivo (idiois) que lo hace ejecutarse sobre el mismo sujeto, y que además se da en voz media que por ley gramatical hace que la acción del verbo recaiga sobre el mismo sujeto. Todo esto para enfatizar que la acción de reconocer, entender, respetar e integrarse al liderazgo del esposo es responsabilidad y privilegio de la esposa.

3.       Posee la encomienda de servir hombro a hombro con su esposo en todas las funciones que forman la misión que a ambos Dios les dio de gobernar la creación y de propagar, promover, edificar, fortalecer y proteger la familia.

Conclusión

Aquí otra vez, la revelación de Dios se levanta en directa oposición a los mitos griegos y demás. El mal no entró al mundo por medio de una mujer, Pandora, sino por medio de una pareja humana. Los dos estuvieron presentes, los dos participaron los dos son culpables delante de Dios, los dos han sufrido las consecuencias; con 13. única explicación de que el varón es el primer responsable, pero la mujer posee un equipamiento especial para ser ayuda superior a la necesidad. Por tanto, no hay excusa, ambos necesitan la ayuda de Dios para traer a la dinámica de restauración de la familia los recursos que el Redentor de la familia, el Postrer Adán ha provisto por su sacrificio en la cruz. En este proceso, la esposa tiene esa función estratégica que sólo ella posee y con la que es impostergable que cumpla ahora más que nunca.