Lección 6
Hechos
Texto base: Hechos 5
Cuando llegamos al capítulo 5 el avivamiento de la iglesia está bien establecido. La manifestación extraordinaria del poder de Dios obrando paralelamente a la persecución ha logrado que la palabra de Dios cale profundo en los corazones, trayendo madurez, consistencia, y estabilidad a la vida de la iglesia. La obra avanza en Jerusalén y se establece cada día más. Ya la ciudad y sus líderes no creen que se trate de una reacción emocional de un grupo aislado de gente descabellada que trata de hacer que los gobernantes se sientan culpables por la muerte de su líder. Ahora están convencidos que se trata de un movimiento serio cuyas proposiciones deben tomarse en cuenta, y analizarse porque se trata de una verdadera conmoción social.
Pero Satanás no descansa, y ciertamente no se da por vencido. Sigue adelante con su plan de oposición. Como podemos notar en el reporte del libro, la oposición va en aumento, paralela al progreso y avance de la obra. Cada vez es más violenta e intensa. En nuestro capítulo la oposición toma una dimensión que no tenía antes. Se vuelve interna. El ataque comienza a ser a dos fuegos: de afuera hacia adentro, y de adentro hacia afuera. Ya vimos que el ataque externo, en vez de desalentar a la iglesia, la ha fortalecido. Pero cómo tratar el ataque interno, el problema del pecado en su propio campamento. Esta es una estrategia del enemigo más velada y poderosa. Sin embargo, la iglesia no está sola. La iglesia es de Dios, y el poder de su Espíritu la sostiene.
1.-La Persecución Interna: El Pecado en la Comunidad de la Iglesia (5:1-11).
El contexto en el que ocurre el pecado de Ananías y Safira su mujer. La situación en la que el diablo tienta a esta pareja la tenemos en 4:32-37. El avivamiento genuino del Espíritu había generado en la iglesia un sentir y una mentalidad de desprendimiento de sus posesiones materiales, un interés genuino en las necesidades de los que menos tenían, y un deseo sincero de compartir lo material con los demás. Todo esto era obra del Espíritu Santo para suplir las necesidades de aquellos judíos que habían venido de lejos a Jerusalén a la fiesta de Pentecostés. Cuando estaban allí, Dios cumplió su promesa, y todos ellos se convirtieron a Cristo. Por la voluntad de Dios no regresaron pronto a sus lugares de origen porque era la estrategia del Espíritu que fueran discipulados por los apóstoles para que al regresar a sus lugares llevaran el evangelio, y establecieran la iglesia, de la misma manera en que había sido establecida en Jerusalén. Lo cual sucedió en muchas partes del imperio, empezando por Roma donde la iglesia fue establecida por este grupo de hermanos. Así que todo el que tenía algo, gozosamente lo traía para suplir esta necesidad. Ananías y Safira lo observaron y les pareció una excelente forma de obtener reconocimiento en la comunidad. Seguramente se trataba de ese tipo de gente que le gusta sobresalir, y dirigir para ser vistos de los demás.
Su pecado consistió en pervertir el móvil, y menospreciar a Dios. Pensaron que podían promover sus propios intereses, y al mismo tiempo dar la apariencia que estaban entregándose en servicio a la comunidad. Por eso venden, entregan parte, y dicen que es todo, a fin de quedar bien. Pero al sustraer parte, promueven sus propios intereses. Pero el segundo pecado es el peor. Creyeron que nadie lo sabría, porque después de todo Dios está en los cielos y nosotros en la tierra. No habían entendido la realidad y seriedad de la obra de Dios. Dios es real, y no puede ser burlado.
Las implicaciones de su pecado no se hicieron esperar:
· Ellos fueron juzgados, y fulminados por la santidad de Dios que es celoso de su obra. Así de importante es la iglesia para él.
· En este juicio Pedro fue sólo el instrumento de Dios. El en ningún momento determino el juicio, sólo recibió la revelación, y la ejecutó.
· La iglesia fue grandemente impactada, y la reverencia y el asombro por la santidad de Dios y de su obra fue fortalecida en la vida de la iglesia (vr.11 )
2.-La persecución externa avanza en intensidad: Pedro y Juan son echados a la cárcel (5:17-42).
Notamos la manifestación sobrenatural de Dios a la par con la persecución. Debido al notable aumento de la obra sanadora y sobrenatural de Dios que vino como consecuencia del juicio de Ananías y Safira, los Saduceos que era el grupo político al que pertenecían los sacerdotes prominentes, vinieron contra Pedro y Juan y los pusieron en la cárcel. Un ángel los sacó, y los mandó de regreso a predicar al templo. El portento de Dios por medio del ángel, en vez de quebrantar a estos enemigos, los enfureció más.
El milagro en la cárcel, junto con este nuevo acto de persecución dio pie, nuevamente para predicar el evangelio. Notemos los énfasis de la predicación de Pedro:
· Ustedes rechazaron a Jesús, matándolo
· Dios el Padre lo ha resucitado exaltándolo como el Mesías Salvador
· Sólo en él hay salvación y perdón de pecados
· Nosotros hemos sido constituidos sus testigos
· No podemos callar lo que hemos visto y oído; y no callaremos porque es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres
El ataque exterior arrecia: Los apóstoles por primera vez son azotados y puestos en libertad. Es importante notar que la violencia se vuelve física. Pero la iglesia está dispuesta a pagar el precio que sea, con tal de agradar a su Señor.
El capítulo cierra con el toque de victoria (vrs. 41,42) La persecución no desalienta, al contrario, promueve el fervor y el entusiasmo por seguir anunciando el evangelio. Esto se debe a la relación poderosa que se tiene con el Señor. Cuando la renovación es genuina, viene la persecución, pero la persecución sólo es ocasión para buscar más al Señor, conocerlo, y amarlo más. AMÉN