Firme nuestra confianza


Lección 4

Hebreos

Texto base: Heb. 3:1-18


El autor de la epístola a los Hebreos, advierte del cuidado que los cristianos deben tener, de la fe en Cristo Jesús hasta el día en que el venga. Vivimos en tiempos decadentes y falta de espiritualidad, pero nosotros, la iglesia de Cristo, necesitamos tener en cuenta que el Padre nos ha hecho tener parte con Cristo en la herencia eterna reservada a los santos. Dos fueron las razones que apartaron al pueblo de Israel de la presencia de Dios en el desierto: la incredulidad y la rebelión del corazón. Cuando ellos iban rumbo a la tierra de Canaán, la tierra de la promesa y el reposo de Dios, fueron engañados por el pecado y su corazón entró en rebelión, dando como resultado la apostasía (dar la espalda al Dios vivo).

El constante aliento que nos da nuestra relación íntima con Dios nos ayudará a mantenernos firmes en Cristo hasta el cumplimiento de los tiempos, y al mismo tiempo guardará nuestros corazones de la apostasía.      

Trasfondo Histórico: Cuando Moisés conducía al pueblo de Israel por el desierto con rumbo a la tierra prometida, donde Dios les daría reposo, el pueblo sucumbió ante el engaño del pecado y allí tentaron al Señor, dejaron de reconocer que Dios era el único y todo poderoso. En Ex. 17:1-7 queda narrado este triste episodio como ellos hicieron rencilla en Masah y en Meriba

Proposición Temática: El escritor cita el salmo 95:7-11, donde el salmista, hace primero una alabanza a Dios, mediante la cual nos invita a arrodillarnos delante del Señor y a reconocer que somos sus ovejas y él es nuestro Señor, para luego reflexionar acerca de la necesidad de “oír su voz y no endurecer el corazón”

A la luz de este pasaje queda claro lo que debemos hacer para entrar en el reposo eterno de Dios:

1.       Necesitamos Aprender A Oír La Voz De Dios Exclusivamente.

“…como dice el Espíritu Santo:”

·       “Si oyereis hoy su voz…” Esta indicación es una referencia al momento presente, mientras las palabras de Dios estén frescas en nuestra mente. Debe existir un sentido de entendimiento y obediencia a sus palabras de inmediato. Así entonces tendremos entendimiento como dice el salmista:

·       Venid, adoremos y postrémonos…Esta es la actitud de un pueblo con sentido de pertenencia a Dios como la única fuente de su vida

·       Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Oír la voz de Dios nos llama a adorarle permanentemente

·       Porque él es nuestro Dios: Es reconocer que él es nuestro Dios y creador

·       Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Nosotros somos conducidos por él a la tierra prometida en el cielo y al reposo eterno del cual ya disfrutamos en su presencia.

 

2.       Necesitamos Alejarnos De La Incredulidad Y La Rebelión

“…no endurezcáis vuestros corazones”

A diferencia del pueblo de Israel en el desierto conducidos por Moisés, quién fue fiel sobre toda la casa de Dios; nosotros bajo el ministerio de Cristo, constituido por Dios como Sumo Sacerdote de nuestra profesión, debemos mantener firme nuestra confianza y esperanza en Cristo hasta el día final y la redención total del hombre. Debemos de considerar que dureza del corazón aleja al hombre de los planes y los propósitos de Dios para su vida, porque:

·       Hace dudar al hombre acerca las promesas de Dios: por esta razón el escritor nos aconseja oír la voz del Espíritu Santo.

·       Trae rebelión al corazón: La rebelión entra en el corazón del hombre debido a la incredulidad causada por el engaño del pecado.

·       Ante la duda el hombre, tienta a Dios al desafiarlo; ese es el motivo de la enseñanza del andar de Israel en el desierto, que ante la duda desafiaron a Dios y se rebelaron contra Él y contra Moisés.

·       Ciega el entendimiento: No conocieron los caminos de Dios en su peregrinaje por el desierto.

·       Hace vagar el corazón del hombre: La historia de Israel fue triste porque anduvieron divagando en su corazón a causa de la dureza, la duda, la rebelión y la falta de fe.

·       Aparta al hombre de los caminos del Señor: “Y no ha conocido mis caminos”. Se reusaron a creer que Dios los llevaría a la tierra prometida, al reposo prometido después de la travesía en el desierto.

·       Finalmente aleja al hombre del reposo de Dios: “Por lo que jure en mi ira: no entrarán en mi reposo”. La razón de Dios al no permitir el reposo a esa generación fue la dureza del corazón.

     Necesitamos prestar atención a las palabras del Señor y mantenernos firmes en aquel a quién hemos creído. Mientras se puede prestar atención, hay que prestar el oído y ablandar el corazón porque vamos con Cristo a la herencia eterna.