La purificación del Templo

Escrito el 16/02/2019
Iglesia Rey de Gloria


Lección 5

Evangelio de Juan

Texto Básico: Juan 2:13-22.


Acercamiento a la lección

1. Todavía bajo el eco del mensaje entregado en Cana de Galilea, Jesús sube a Jerusalén por primera vez en el ejercicio de su ministerio. La ciudad vivía el bullicio y entusiasmo de los últimos días de preparación para la gran celebración de la Pascua de aquel año.

2. Al subir a Jerusalén, precisamente ahora, Jesús acude a una cita profética con toda la nación de Israel en la que todos los elementos están presentes.

La ocasión es la Pascua, máxima celebración de la nacionalidad e identidad judía.

El escenario es Jerusalén, corazón sagrado de la vida política y religiosa de Israel.

El tema es el templo, esencia misma de la vida espiritual del judío. El elemento profético confrontador es Jesucristo y su misión a Israel en particular No existe otra situación más perfecta para que el Señor Jesús haga su primer llamado a volverse a Dios que ésta.

La Lección:

1.  La Gran Necesidad de Israel está Representada en el Templo (vrs.13-16).

 

Toda la vida religiosa y espiritual de Israel estaba enfocada en el templo y giraba alrededor de él. El templo había sido construido por Salomón y destruido por Nabucodonosor. Reconstruido por Zorobabel y destruido nuevamente por Antioco Epifanes. En el año 20 aC. Herodes el Grande inició una importante reconstrucción y embellecimiento del tercer templo y no fue totalmente terminado sino hasta al año 64 dC, para ser nuevamente destruido 6 años más tarde (año 70) por Tito. El incidente a través del cual Jesús confronta la religiosidad judía en el templo, puede ubicarse en el año 26 d C.

Cristo no se está oponiendo aquí a la adoración, oración y vida litúrgica de Israel en el templo. Lo que él confronta aquí es la sustitución que el pueblo inconscientemente ha hecho, en la que el templo ha pasado a ocupar el lugar que le corresponde a Dios. Si no, observemos lo siguiente:

  • La primera acusación que el liderazgo trae contra Jesús el día de su juicio es “blasfemia contra el templo”, no contra Dios (Mt. 26:61).     
  • Los acusadores de Esteba usan el mismo argumento en Hechos 6:13-14.
  • Pablo también fue acusado de lo mismo en Hechos 21:28.

En el cuadro que Juan nos muestra aquí mediante la purificación, es bien evidente que esta gente había sustituido en su corazón, a Dios por el templo. El fruto de tal condición es obvio:

  • Cuando esta sustitución se ha llevado a cabo, el templo, el lugar, las cosas y el aspecto externo se convierten en lo más importante. Esto era la situación en Israel.
  • Cuando esto ha sucedido, toda la experiencia de la adoración se reduce a un evento litúrgico: Se viene al templo a adorar porque solo en el templo se adora, en el templo se consiguen y se proveen los elementos para adorar (la venta de animales y de otras cosas necesarias, así como la presencia de los cambistas, lo prueban). Cerca de las entradas del atrio de los gentiles se realizaban varios servicios que eran necesarios para los sacrificios del templo. Al entrar todos tenían que llevar sus monedas con la imagen de César a la mesa de los cambistas para cambiarlas por fichas del templo. Después, con éstas compraban donde vendían las palomas y ovejas; ya que los que venían de lejos no podían traer a sus propios animales.
  •  Otra característica que evidencia esta sustitución es el hecho de que el individuo se centra en sí mismo, piensa en sus propios intereses, en lo que le satisface a él y se olvida de los demás, especialmente del inconverso. El Atrio de los Gentiles en el templo estaba siendo usado para realizar todo este comercio. Este Atrio había sido consagrado para que todos aquellos que no eran judíos y que tenían prohibido bajo pena de muerte pasar más adelante, pudieran acercarse algo y ser impactados por el Dios de Israel. Al ocupar este espacio para el comercio, completamente cortaban al gentil de tal oportunidad.
  • Al darse esta sustitución, se presenta la corrupción del concepto de Dios y de la conducta delante de Él

"No hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado"

En el campo del discipulado cristiano, esta sustitución es identificada y clasificada como "religiosidad". Debido a la naturaleza caída que todos padecemos, en el área de la pelea diaria de la buena batalla, ésta es la forma más común (por ser la más fácil y sutil) de desviarse del camino.

A lo largo de la historia de Israel, este fue siempre su padecimiento espiritual fundamental que constantemente dio origen a otros muchos problemas en su relación con Dios. Con muchísima claridad, insistencia y dramatismo encontramos que en la predicación de los profetas del siglo VIII aC. (Isaías, Miqueas y Amos) la relación con Dios está compuesta por dos elementos: “comunión y liturgia”:

De acuerdo con (Miqueas 6:6-8) “la comunión” es caminar con Dios por sus caminos viviendo sus principios y aplicándolos a la vida diaria en todos sus aspectos. En concreto, comunión es el sometimiento del corazón a la voluntad de Dios. Es obediencia interna.

Luego entonces, “liturgia” es el conjunto de actividades, ordenadas por Dios y necesarias, que representan aquella obediencia o comunión y que constituyen el aspecto externo del servicio a Dios (Isaías 1:11-14): Ofrendas, sacrificios, holocaustos, incienso, días de reposo, la convocación de asambleas, las fiestas solemnes, etc.

Estos dos elementos (comunión y liturgia) deberían darse en la vida del pueblo, estrictamente en este orden porque cuando se invirtió ese orden, se dio la gran sustitución, desapareció la comunión y quedó solo la liturgia; y la liturgia sola sin la comunión como base, es religiosidad e idolatría. Tal era la situación del pueblo el día que Jesús limpió el templo.

2.  La Gran Solución que Jesús presenta tiene como Base y Esencia su Muerte y Resurrección (vrs.18-22)

Jesús presenta su muerte, resurrección y glorificación a la diestra del Padre como el portento de Dios que haría posible la traslación del "Lugar Santísimo" (naos) del templo de Jerusalén (ierós) al corazón del hombre reconciliado. De esta manera Jesús es la solución eterna al problema de la religiosidad (vr.19) comparado con 1ª.Co.3:16; 2ª. Co.6:16; Ef.2:21; 1ª. Pedro 2:4.

 "Dejad de hacer de la casa de mi Padre casa de mercado" (vr. 16).

Hay que permitirle que El limpie la casa

(vrs.15-16).

CONCLUSION: Todos tenemos la tendencia a la religiosidad. Sin embargo, no todos están conscientes de ello. Saberlo y reconocerlo es el primer paso hacia la victoria sobre este detestable pecado. Si el Naós está ya en nosotros, dejemos de comerciar y permitamos que el Señor limpie nuestra casa hoy.

 

 

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