El Carácter del Discípulo de Cristo


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Lección 3

El Sermón del Monte

Pasaje Básico: Mateo 5:3-12.


Una palabra de introducción a la lección:

En el contexto general del Sermón del Monte, "las bienaventuranzas" (Mt. 5:3-12) tienen que ver con el carácter del discípulo. Cristo empieza esta sección didáctica (5:3-12) estableciendo lo que la conducta integral de todo seguidor suyo ha de ser en su expresión y contenido fundamental. Cristo empieza con la vida interior de su seguidor. Todo auténtico discípulo de Cristo, tiene primero que ser auténtico interiormente a fin de que pueda relacionarse con su entorno como embajador e instrumento de Jesucristo. Es bien interesante que, inmediatamente, en seguida en (5:13) el Señor enfoque la responsabilidad de su discípulo con el entorno.

La lección:

1. El Significado del concepto "Bienaventurados”.

Antes de explicar el concepto de las bienaventuranzas, es importante recordar que al Señor lo ha seguido una gran multitud de gente tan necesitada como nosotros, personas a las que el Señor les predicó el evangelio del reino, los sanó, los liberó y los alimentó. (Mt. 4:23-25). Se trata de personas menospreciadas por el liderazgo religioso de Israel, hombres y mujeres que pensaban que no tenían acceso al reino de los cielos, y que aún estaban en la desgracia y la miseria debido a que habían pecado. Los judíos tenían este pensamiento muy arraigado; por ejemplo, en el caso del ciego de nacimiento que el evangelio de Juan señala, ellos aseguraban que él o sus padres habían pecado y por eso se encontraba en esa condición. 

Es en el contexto de la misericordia de Dios, que Cristo viene anunciando el reino de los cielos para los pobres, los desamparados, los desarraigados.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mt. 9:36)

El origen de la bienaventuranza: 

La palabra es (Makárioi) y se traduce al español como dichoso o bienaventurado. Pero el significado original que Cristo comunica a esta gente es mucho más profundo y amplio cuando entendemos el uso y el contexto de esta palabra: 

Esta bendición ("bienaventurados") fue pronunciada por Cristo en Arameo que era la lengua que el pueblo hebreo hablaba en esos días. Pero aunque se hace en arameo, el concepto es hebreo porque el pueblo es hebreo y el Señor es también hebreo. Se trata pues de una exclamación hebrea: "asheré” que significa literalmente “!oh la bendición!". Esto significa que esta bendición no es una esperanza piadosa de lo que será el discípulo de Cristo en el futuro. Es un hecho, ya es un gozo, aquí y ahora. Se trata de la celebración de lo que ya es. Es decir, que cuando el Señor Jesús nos llama "bienaventurados", no nos está diciendo que lo seremos cuando pasemos por estas circunstancias difíciles, sino que, porque somos ya "bienaventurados" debemos contar y contaremos con estas características.

Ahora bien, cuando el Espíritu Santo tuvo que registrar en griego esta declaración hebrea- aramea del Señor, escogió una palabra muy significativa que comunica el concepto hebreo-arameo. La palabra griega es “makárioi" que en el griego popular se usaba de dos maneras:

  1. Para describir la condición "bienaventurada" de los "dioses" griegos separados de las miserias humanas.
  2. Para describir la Isla de Chipre que se llamaba "la Isla de la felicidad ( "kupron makária"). Se le llamaba "makária" a Chipre porque era una isla hermosa, fértil, rica, clima perfecto. En fin, contenía en si misma todo lo que el hombre necesitaba para vivir bien.

Por lo que, juntando los conceptos hebreo y griego, tenemos que makárioi es ese gozo infinito que produce el saberse en el centro de la voluntad de Dios, ese sentido divino de realización que tiene su fuente interna, en Dios que mora en nosotros, no externamente, porque depende de las circunstancias que son externas.

Consecuentemente, es muy importante que nosotros comprendamos, que esta "bienaventuranza" no depende de las características o circunstancias difíciles que el Señor menciona aquí. Sino que, "la bienaventuranza" depende de la "relación- comunión" que el discípulo tiene con Dios antes y después de la situación difícil. Si somos bienaventurados, vamos a ser pobres en espíritu, misericordiosos, mansos, sufrientes, perseguidos, etc.  Y vamos a conservar nuestra bienaventuranza aún después de la experiencia y de la prueba

La estructura de la bienaventuranza:

  • "bienaventurados..." (la comunión que tiene el discípulo antes de la prueba).
  • "...los que lloran..." (la prueba o característica)
  • "...porque ellos recibirán consolación..." (la comunión permanece)

De acuerdo a esta estructura el discípulo es “bienaventurado”, antes de la prueba, durante la prueba, y después de la prueba, esa es la perfección que makárioi produce en la vida de los hijos de Dios.

2. Las Características de los Bienaventurados

Dependencia: El Discípulo genuino mantendrá una relación de dependencia y una actitud quebrantada delante de su Señor:

"Bienaventurados los pobres en espíritu... porque de ellos es el Reino..."

El que depende totalmente de Dios, ilustrará con su vida lo que es Dios.

"Bienaventurados los que lloran... serán consolados..."

Los que reconocen su debilidad y necesidad del poder de Dios, serán siempre fortalecidos.

"Bienaventurados los de limpio corazón... verán a Dios...”

Los íntegros de corazón, serán siempre guiados por Dios. Se trata aquí de un corazón sin mezclas, no adulterado

Amor hacia los demás: El Discípulo genuino se relacionará siempre con los demás sobre la base del amor y la misericordia, como característica en él.

"Bienaventurados los misericordiosos... recibirán misericordia..."

El amor de Cristo en el discípulo lo hace tratar a los demás, no como se merecen sino como Cristo lo trata a él, y así sucesivamente...

"Bienaventurados los mansos... heredarán la tierra..."

Los que dejan que Cristo los gobierne, siempre estarán en control de las circunstancias. La mansedumbre es una disposición tranquila y equilibrada del espíritu, la mansedumbre proviene de la palabra (praotes), no se emplea con el sentido de debilidad, sino de poder y fuerza contenida. La persona que posee esta cualidad perdona injurias, corrige las fallas y deja que Dios gobierne su espíritu. 

La misión: El Discípulo genuino tendrá siempre como razón de ser aquí sobre la tierra el cumplimiento de la misión de Dios:

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia... serán saciados.

Los que viven para restablecer el orden original de Dios en su creación, verán el fruto.

"Bienaventurados los pacificadores...serán llamados hijos de Dios... "

El verdadero Discípulo sufrirá persecución porque vivirá contra la corriente. (10-12).