Cristo ha sido levantado de entre los muertos.
1 Corintios 15:20
De la pluma de Charles Spurgeon:
Todo nuestro sistema de fe descansa en el hecho de que «si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes» y que ustedes «todavía están en sus pecados» (1 Corintios 15:14, 17). La prueba más certera de la divinidad de Cristo es su resurrección dado que él «fue designado con poder Hijo de Dios por la resurrección» (Romanos 1:4). Por tanto, si no hubiera resucitado, habría sido razonable dudar de su deidad.
La soberanía de Cristo también depende de su resurrección, «para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven» (Romanos 14:9). Nuestra justificación, una de las más grandes bendiciones del pacto, está relacionada con la triunfante victoria de Cristo sobre la muerte y también sobre la tumba, porque «él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación» (Romanos 4:25). Por tanto, aun nuestra regeneración está ligada a su resurrección porque él «nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva» (1 Pedro 1:3).
Lo más importante es que nuestra resurrección final se apoya en su resurrección porque «si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes» (Romanos 8:11). Si Cristo no ha resucitado, entonces nosotros no resucitaremos, pero si él «ha resucitado» (Mateo 28:6), entonces aquellos que durmieron en él no perecieron sino que «en [su] carne [han] de ver a Dios» (Job 19:26, RVR 1995).
En consecuencia, el hilo de plata de la resurrección corre a través de cada bendición del creyente, desde la regeneración hasta la eterna glorificación final, y las asegura unidas. Por tanto, ¿qué podría ser más importante para un creyente que el glorioso hecho de la resurrección de Cristo? ¿Qué podría traer más regocijo que esta gran verdad establecida más allá de toda duda: «Cristo ha sido levantado de entre los muertos»?
La promesa se ha cumplido,
La obra redentora está hecha,
La justicia con la misericordia, reconciliada;
Porque Dios ha resucitado a su Hijo.
JOSEPH HART, 1712-1768
De la pluma de Jim Reimann:
Otro punto a considerar es que si Jesús no se hubiera levantado de entre los muertos, hubiera sido un mentiroso, porque él dijo: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré … Pero él hablaba del templo de su cuerpo» (Juan 2:19, 21, RVR 1960). Si Jesús era un mentiroso, no habría sido Dios, porque «Dios no es hombre, para que mienta» (Números 23:19, RVR 1995). Y si él no era Dios, no habría podido ser el Cordero sin pecado, el «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29), porque habría heredado una naturaleza pecaminosa como el resto de nosotros.
En resumidas cuentas: lo que creas es importante, en especial lo que se refiere a Jesús y quién es él. Si estamos equivocados en cuanto a él y su resurrección, y «si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales» (1 Corintios 15:19).
Mas ahora, Cristo ha resucitado.