Escoja la mejor vida



He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.  

Apocalipsis 3:20

El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos.

Salmo 10:4

Cuando era chico, mi mamá me daba a comer espaguetis de lata. ¡Yo pensaba que era la mejor comida del mundo! Luego descubrí las hamburguesas de Mc Donalds. Pasé de una buena vida a una mejor. Los espaguetis de lata eran buenos, pero una jugosa hamburguesa es mucho mejor. 

Usted puede pensar que tiene una buena vida ahora, pero si pudiese tener una vida incluso mucho mejor, ¿no querría saber acerca de ella? 

Desafortunadamente, lo que nos detiene de alcanzar esa mejor vida es un irracional sentido de autosuficiencia. Pensamos que lo hacemos bien a nuestra manera. 

Salmo 10:4 dice así: “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos”. 

Al igual que el posadero en la historia de la primera Navidad (Lucas 2), creemos que no necesitamos más huéspedes. Pensamos que tenemos todo lo que necesitamos. 

Solo hay un problema con esa arrogancia: Pierde la razón por la que Dios lo creó. Dios lo hizo para que tuviera una relación con él. Nunca cumplirá Su Propósito para su vida, que es mucho más grande y significativo de lo que jamás imaginó, a menos que esté conectado a Dios, su verdadera fuente de poder. 

Pero la buena noticia es que aún no es demasiado tarde. Usted puede tener una relación con él no importa lo que haya ocurrido en su pasado, no importa cuántas veces lo haya rechazado antes. 

Dios hizo esto tan simple que cualquiera lo puede entender. Son solo tres palabras: Invítelo a entrar. 

Jesús dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llama; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Jesús está llamando a su puerta. Aférrese a es mejor vida dejándolo entrar en su vida. Hágalo el jefe de su vida. 

Esto lo cambiará todo.