La Fe verdadera es más que un sentimiento



Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: “Que le vaya bien; abríguese y como hasta saciarse”, pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. 

Santiago 2:15-17

Muchos hermanos atraviesan diversas necesidades en nuestras congregaciones. Algunos enfrentan escasez por falta de empleo. Otros luchan con crisis de enfermedades o duelo dentro de sus familias. Y muchos quizá se sienten solos en la batalla. Pero ellos necesitan saber que no han sido olvidados, y que pueden contar con el apoyo de otros. 

No basta solo con decir a los demás que sentimos mucho sus circunstancias, o enviar un mensaje por teléfono con algún cliché motivacional. 

Muchas veces la empatía no es suficiente. Las personas necesitan ayuda de verdad. 

Santiago nos enseña que la fe verdadera es más que buenos deseos. Imagina que caminas al lado de una fila de personas que piden comida, y de pronto ves a alguien que conoces, pero solamente le dices, “Hola, lo siento por ti. Aguanta, pronto pasará. Anímate. No te preocupes, Dios está contigo.” ¿No sería eso superficial y cruel en medio de tales circunstancias desesperadas? Ellos no solo necesitan tus palabras; necesitan comida. 

Jesús demostró como poner en práctica la fe verdadera. El no solamente empatizó con nuestro dolor y predicamento. Él vino a la tierra para hacer algo respecto al pecado que nos separaba de Dios. 

En la primera epístola de Juan 3:17 leemos: “Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.”

Tu respuesta al dolor de las personas en tu comunidad demostrará al mundo lo que tu crees. Hay muchas formas de ayudarnos verdaderamente como hermanos de una misma comunidad. Quizá puedes llevar a alguien en tu auto a realizar alguna actividad que necesite. Quizá puedas invitar a comer a algún hermano en necesidad. Quizá puedes darle dinero a alguien para que compre alimentos, o salga de un apuro. Quizá puedes ofrecer, o buscarle un trabajo a algún hermano de tu comunidad. Quizá simplemente acompañar físicamente a alguien en algún momento de dificultad o dolor. Hay muchas formas de apoyarnos unos a otros como comunidad, pero lo primero es comenzar por interesarnos verdaderamente por el bienestar de los demás; sería bueno comenzar por tomarnos un tiempo para saludar y platicar con otros para conocer sus verdaderas necesidades y cómo podemos apoyarlos. Sería bueno empezar orando con todo el corazón, y con compromiso, en favor de nuestros hermanos enfermos y necesitados. 

Reflexión y oración: 

¿Cuáles serían algunas formas practicas en las que tú podrías ayudar a alguna persona quebrantada dentro de tu comunidad? Pidamos a Dios que nos de un interés genuino por las necesidades de los hermanos en la fe. Que podamos tomar un compromiso genuino de empezar a orar por las necesidades de otros. 

Empieza orando por las necesidades de tus familiares, y de tus hermanos en la fe. Pidamos a Dios que abra puertas de trabajo para los que no tienen; que sane a los que están enfermos; que libre del mal a los que batallan con pecados y adicciones. 

Pidamos a Dios que nos haga entendidos y obedientes, para que en el momento en que podamos ayudar a alguien lo hagamos sin vacilar.