Motivados a La Santidad



Devocional 05

 

“Así que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo. Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las escrituras dicen: Sean santos, porque yo soy santo.”  1 Pedro 1:13-16

 

Algo que siempre debemos tomar en cuenta cuando hablamos de vivir en santidad es que la santidad es un mandamiento de Dios. No es una opción solo para los que sirven a Dios, ni un ideal, ni una fantasía, ni una buena obra, sino que es una orden directa de Dios para todo aquel que profesa ser cristiano. “Sean santos, porque yo soy santo”.

 

La razón por la cuál la santidad es una orden de Dios, y no algo opcional, es porque la salvación que predicamos le pertenece a Dios, y todo lo que pertenece a Dios debe estar en armonía con su naturaleza, con su carácter, y con su forma de ser. Si creemos que nuestra salvación se trata de Dios, siempre debe estar sustentada con una forma de ser santa, como Dios es Santo.

 

Si somos honestos, casi siempre que hablamos de santidad somos proclives a desmoralizarnos, o a desanimarnos, porque hemos comprendido que la santidad no es nada fácil de alcanzar. A veces vemos la santidad como una montaña gigante e inalcanzable, pero la intención de estos devocionales es que podamos encontrar la motivación bíblica adecuada para buscarla, luchar por ella, y encontrarla justo en lugar donde se halla.

 

En primer lugar, debemos abrazar la realidad de que la santidad es posible. Es posible porque ya tienes el modelo correcto a imitar. Nuestro pasaje dice: “Ahora sean santos en todo lo hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo…” La santidad se encuentra cuando contemplamos la naturaleza de Dios cada día.

Jesús nos dijo en Mateo 5:48 “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” Nuestra mirada debe permanecer en nuestro Padre celestial, él es nuestro modelo para seguir. Dios es el que llama, pero es nuestro deber responderle. Dios es quien nos da el modelo a seguir, es nuestro deber seguir ese patrón.

 

La santidad es posible cuando comprendemos que Dios nos llamó para que seamos su exclusiva posesión, no compartida con ningún otro. Cuando Dios nos dice “sean santos, porque yo soy santo” nos está diciendo que debemos parecernos a Él porque Él es nuestro Padre, y nosotros somos sus hijos. El cielo es nuestro hogar, y nuestra vida en la tierra es transitoria, por esa razón Cristo quiere ir adecuando nuestro carácter, capacitarnos para el cielo, y que lleguemos a ser semejantes a Él.

En la lucha por vivir en santidad debemos apropiarnos de las promesas de Dios, de su sacrificio expiatorio, y de la naturaleza divina que Cristo ha sembrado en nuestra alma. Si Dios nos ama y nos cuida como su posesión valiosa y exclusiva, nosotros también debemos entregarnos primeramente a Él con todo lo que tenemos.

 

Buscar la santidad requiere una nueva disposición en la mente para entender y obedecer a los asuntos de Dios. Un comentarista bíblico dice que “el éxito de la vida cristiana requiere la cooperación del intelecto con las facultades morales y espirituales que Dios ha puesto en nosotros.” Amados hermanos, la santidad es un mandamiento que requiere toda nuestra atención y nuestra obediencia. El Salmo 90:12, en la versión del lenguaje actual, dice: “Señor, enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría.”

Hay muchos “cristianos” que dicen cosas como: “hacer esto no es malo”, “hacer esto no condena a nadie”, “todo no es lícito porque estamos en la gracia”, etc. Pero lo que no comprenden es que la vida cristiana no se trata de ir por ahí calificando lo que está bien y lo que está mal, sino que se trata de ejercitar la mente y el corazón para descubrir cuales son las cosas verdaderas y valiosas que llenen el alma con esperanza en la salvación eterna. Antes que califiques o descalifiques una actividad, sería más valioso pensar si esa actividad va a llenar tu vida con la esperanza sólida de Jesucristo. Porque la verdad, lo que más se necesita en estos tiempos de aflicción es tener una esperanza sólida que no defraude. 

 

Motivos para orar:

  1. Adoremos a Dios, y demos gracias, porque en Jesucristo tenemos el modelo perfecto a seguir para cada etapa de nuestra vida.
  2. Pidamos a Dios que nos ayude para abrazar la santidad y la obediencia como algo totalmente posible en sus manos de amor. Que nadie en la iglesia dude que la santidad es posible, porque Dios nos diseñó con la capacidad de responderle en santidad.
  3. Pidamos que Dios nos llene cada mañana con un nuevo entendimiento para que elijamos las actividades que nos llenen de esperanza en la salvación de Jesucristo, y que desechemos los hábitos que nos impiden avanzar y crecer en la fe.