Fe, Mansedumbre, Templanza



“Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.”  2ª Corintios 5: 7

 

“Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto.”    Filipenses 4: 5

 

“la voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual. Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo y vivirá en santidad y honor.”  1ª Tesalonicenses 4: 3

 

“Aquí esta la paradoja de vivir como un verdadero cristiano. Que es necesario ceder el control de uno mismo para ganar el dominio propio o el control de uno mismo.”  -   (Andy Mineo)

 

 

Fe o fidelidad es tener plena confianza y seguridad en nuestra relación con Dios y con otros. Es escoger mantenernos firmes y verdaderos a nuestra palabra y atravesar las circunstancias manteniendo nuestras promesas. La fe posee una constancia, una devoción, fidelidad, y constancia en todas sus interacciones. Es ser confiable en un mundo que no lo es. La gente fiel, o que demuestra fe en su carácter, no son personas desleales ni son impertinentes con sus compromisos.

 

Mansedumbre es permitirle a Dios que Él sea quien trate con las demás personas para que nosotros no tomemos la solución de todo en nuestras propias manos. Se ha dicho que la mansedumbre es la “gracia del alma”. Mansedumbre incluye estar calmado, sereno, y tranquilo. Ser manso no significa que alguien es débil. Sino todo lo contrario, se requiere de gran fortaleza para ser manso cuando la carne quiere lo contrario. Las personas mansas no son duras con los demás, y tampoco son insensibles.

 

Templanza es ser capaz de mantenerse bajo control. Es no permitir que nuestras circunstancias nos lleven a perder el control. La templanza exhibe moderación, temple, y disciplina. Es escoger, bajo una presión significativa, lo que es importante en vez de lo que es urgente. Las personas con templanza o con dominio propio muestran moderación, sobriedad, y no son impulsivos.

 

Reflexión:

 

  • ¿Alguna de estas descripciones (o parte de ellas) de la fe, la mansedumbre, y la templanza te animan o te desafían para ser lleno del Fruto de Espíritu?  


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